CALZADA ROMANA DE LOS TRES ERMITAÑOS PASANDO POR LA CASA DEL SORDO
CALZADA
ROMANA DE LOS TRES ERMITAÑOS
Ruta
circular Longitud 13 Km. Duración 4 horas Desnivel 200 m.
El tipo de camino es pista, camino
carretero y senda de pendiente suave y excelente firme. En la primera mitad es
habitual encontrar pequeños arroyos que en época de lluvias inundan o enfangan
el camino.
En la primavera con la floración de cantuesos, retamas
y jaras, y en el Otoño con la caída de la hoja en fresnos, robles y castaños,
son las épocas mejores de este recorrido.
Conoceremos el puente romano de El Escorial y los tramos perfectamente enlosados de la
calzada romana, la fresnera adehesada, el cantizal de la Machota Menor y
finalmente subiremos a uno de los mejores miradores de la sierra: la Casa del
Sordo, lugar usado por los guardas para la protección del magnifico robledal de
La Herrería.
Se puede
desde la estación de El Escorial, por el paso subterráneo que desemboca
en la plaza de Maximino Heras. Cogiendo el lado derecho de 1a Avenida de la Constitución, bajaremos por la calle Castilla hasta la plaza de Segovia, en dicha plaza arranca la calle San Quintín, por la que alcanzaremos en el primer
cruce la calle Bailén, de frente por esta calle, entre chalés
llegaremos a la transitada carretera que va a Ávila.
Nuestra ruta
comienza en el punto
kilométrico 28,300 de la M-505 a Ávila, al otro lado de donde termina la calle
Bailen. en el otro arcén de la carretera, comienzan los robustos pasamanos
del puente romano y las marcas del GR-10 (bandas de pintura blanca y roja) que
nos acompañarán hasta Zarzalejo.
Por su único ojo pasa el río Aulencia, con pequeños
huertos de su vera, tras cruzar el puente romano, al dar con una pista que a
unos 150 metros se divide en dos. A la izquierda una ligera subida con piedra
menuda da paso a un tramo llano con muy buen piso. Encerrados entre muros de
mampostería. a ambos lados comienza a aparecer la fresneda adehesada.
A veinte minutos del puente, un mojón probablemente
romano, nuestro camino deja de ser tan fantástico. EI ancho piso da paso
entonces a un sendero, que se adentra entre zarzas y pequeñas piedras que el
agua deja sueltas.
En apenas diez minutos por este sendero de negras
moras, daremos con una corta subida que concluye ante las vías del tren,
antes de cruzarlas con sumo cuidado, murando a la izquierda y derecha, miremos
a nuestra espalda, para ver el Abantos y la Sierra del Guadarrama. Tras cruzarlas,
podremos contemplar al frente los restos de antiguas fonsaderas, ruinosas hospederías
testigos del paso de viajeros durante siglos por estos caminos y.
Continuamos cuesta arriba, hasta la misma puerta de la
finca de El Chicharrón (a unos 50 m), para
coger el desvío más modesto que sale a la derecha. Perfectamente encajonados
entre paredes de piedra. cien metros más adelante un pequeño alto de grandes moles
graníticas empina el camino, hecho que ha favorecido el que hoy encontremos en
este lugar los restos de calzada romana mejor conservados de El Escorial.
Grandes losas forman el firme de unos veinticinco metros de largo. mientras
airosos mojones se ciñen a su lado derecho.
Pero enseguida la calzada pierde su identidad
y se convierte en un sendero llano de tierra. encorsetado
entre muros de mampostería. En adelante aparecerán algunas losas de forma
aislada. y en época de lluvias el camino será el lecho que recoja el agua de
numerosos arroyos.
A los 20 minutos de haber dejado atrás el enlosado de
la calzada romana, una ligera subida por enormes lajas de piedra. En ese
momento aparece un mojón junto algunas losas romanas aisladas, y se abre sobre
nosotros una perfecta visión de Las Machotas en su parte más abrupta. a la que
musgos y líquenes añaden una tonalidad verdosa y amarilla, más adelante la
calzada se adivina bajo el fango del camino, pudiendo andar muchos metros entre
losas perfectamente dispuestas gracias al resguardo del barro.
Concluido este tramo de calzada. a lo lejos alcanzamos
con la vista el deposito de aluminio de una
granja. al que se dirigirá nuestro sendero para encontrarse con el último tramo de calzada romana mejor conservado de todo nuestro recorrido. Con numerosos mojones en su lado derecho abancalada con un muro, combina en su piso grandes losas de granito con
otras más menudas de color rojizo. Pero eso no es todo, pues 50 metros más
adelante volvemos a encontramos un nuevo tramo de calzada romana en idénticas y
perfectas condiciones.
Al pie de este último empedrado de calzada romana,
cogemos la pista de tierra que a la izquierda concluye tras un cuarto de hora,
en la carretera de Zarzalejo, pero sin salir a ella en dirección a la estación
(a la diestra) por un sendero llegaremos a la fuente del Barrio de Pajares en
un par de minutos.
Tras el debido descanso y recuperación de fuerzas,
iniciaremos el regreso por la izquierda de la carretera por un camino, hacia
la pradera de la rana. Tomando este camino comenzaremos a elevarnos sobre los
campos adehesados de Zarzalejo, mientras sobre nuestras cabezas sobreviven
graveras y canteras. hasta llegar en un cuarto de hora a una pradera amesetada
que atravesaremos sin desviarnos.
Al final de la pradera. el camino se divide en dos
senderos. Optando por el izquierdo, para dar en cinco minutos con
el último tramo de la calzada romana que vimos. Pero esta vez la seguiremos por el lado contrario (a la izquierda). hasta que su buen piso
desaparece pero pese a perder el buen piso, la pista sigue de frente para
convertirse en una senda de ligera pendiente. a la que cierra el paso una
pequeña puerta metálica más adelante.
Sin temor al cartel de “propiedad privada”, pero con
cuidado de cerrar la puerta a nuestro paso, y dejando pastar al ganado. nos
adentraremos por la ladera de La Machota Baja o Los Tres Ermitaños, de la que
baja un sotobosque de jaras que asalta el camino, inundándolo de fragancias y
flores blancas (la nieve de primavera). A este inusitado fragor del matorral,
se unen enebros, encinas, y el sonido agudo de algún grajo rasgando con su
negro pelaje el azul del cielo. Todos por igual convierten a este tramo en uno
de los más bellos.
A los veinte minutos de haber atravesado la pequeña
puerta. pasaremos junto a un exuberante chalet, donde la senda se convierte en un
camino que. tras una subida y bajada paralelos a una tapia a nuestra izquierda alcanza una nueva puerta metálica. Cruzando por la puerta lateral, ante nosotros aparece el robledal del bosque de
La Herrería. con la tinca de El Castañar en primer
termino. En este punto a los pocos metros nos desviamos por el camino cerrado a los vehículos por una
valla. para llegar en un ppcos minutos a los restos de la Casa del Sordo, utilizada
antiguamente por los guardas de La Herrería. Unas enormes piedras hacen de
mirador natural. desde el que las magníficas perspectivas de la Sierra de
Guadarrama superan a las de la Silla de Felipe II, a la que vemos bajo nuestros
pies. Único y maravilloso mirador donde conviene parar y contemplar el entorno
.
Tras disfrutar de las vistas llega un momento
importante y delicado, en el que ignorando las marcas de pintura blanca y roja
del GR-l0 que hay junto al mirador, nos decidimos a bajar por un pequeño
sendero que parte de la terraza de la Casa del Sordo en dirección Este. Por
este escondido sendero. nos sumergimos en un acusado descenso rompe rodillas que
intermitentemente dejan al desnudo raíces y piedras que concluyen a los diez
minutos ante el muro de la antigua Granja Tura. Ahora junto al muro, bajaremos
para dar al poco con una alambrada tras la cual hay una pista de tierra.
Por un pequeño paso en la alambrada exclusivo para
cinturas de 30 cm. pondremos nuestros pies sobre la pista, por la que descenderemos
inmersos en el robledal del El Bosque de La Herrería. Escuchando el canto de
todo tipo de aves, teniendo especial cuidado en un determinado momento:
cuando a nuestra derecha aparezca una cuadra de vacas y mas a delante el
camino tuerza a la izquierda. Ahí veremos una torreta eléctrica que
marca el arranque de un camino de peor traza a
nuestra derecha. que
tomaremos. Más adelante cuando éste último se divida en dos. el de la derecha
se convertirá en una senda que nos llevará en diez minutos hasta una puerta de
hierro, una nueva pista de tierra, y hacia la derecha, encontraremos un puente
por el que cruzaremos la vía del tren. Al otro lado de la vía y paralelo a esta
una pista de tierra que a la izquierda nos dejara sin pérdida de nuevo junto al
puente romano en unos treinta minutos.
FOTOS DE ANTONIO FERNANDEZ DE LA DESCUBIERTA
MIS FOTOS DE LA DESCUBIERTA
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