Cerro del Telégrafo – Moralzarzal
Ruta: Circular — Recorrido: 11,3 km. — Desnivel: 383 mts. — Dificultad: Baja — Duración: 3:30 horas
Esta salida tiene un doble fin: El primero es caminar, disfrutar del entorno y sobre todo hacerlo de un paisaje inigualable de la Sierra de Guadarrama. Desde un ob- servatorio natural, el cerro de Cabeza Mediana, aislado y elevado sobre la llanura que le rodea y al mismo tiempo situado precisamente en el centro geográfico del abierto arco que describe el macizo central de Guadarrama, podremos ir recono- ciendo los diferentes picos de la sierra, desde Las Machotas, junto al Escorial, has- ta La Sierra de la Morcuera, pasando por el Pico Abantos, Cabeza Lijar, Peña del Águila, Siete Picos, La Maliciosa, toda La Cuerda Larga y la Pedriza.
Nuestro segundo fin es conocer, muy de cerca, una corta etapa de nuestro antiguo desarrollo tecnológico en el campo de las comunicaciones. Estaremos junto a una de las torres del llamado telégrafo óptico, ahora restaurada, que fue construida, a mediados del siglo XIX, por el gobierno, para comunicarse, desde Madrid, con las distintas regiones del país.
La comunicación por señales visibles a distancia, como luces, humo, reflejos, banderas, etc. se remonta a la más lejana antigüedad, pero hasta los comienzos del siglo XIX, con la aparición de catalejos acromáticos y la necesidad de establecer sistemas codificados para uso político o mili- tar, no se diseñaron líneas estables de transmisión, inicialmente solo gubernamentales.
La torre de Monte Redondo, como se denomina a la que veremos, era la nº 5 de la Línea de Castilla, que unía Madrid con Irún, en Guipuzcoa, través de Valladolid, Palencia, Burgos y Vito- ria. Dentro de la Comunidad de Madrid esta línea se iniciaba en el cuartel del Conde Duque de la Capital y continuaba a través de torres situadas en Aravaca, Las Rozas, Navalapiedra, Monte Redondo y Alto del León. Desde esta torre de Monte Redondo también partía un segundo ramal hasta los reales sitios de La Granja y Riofrío. Su construcción se inició en 1846 y estuvo en uso solo hasta 1855. Fue una inversión muy discutida en el Senado por considerarla cara y sobre todo antigua y tardía. En Europa ya estaban en funcionamiento telégrafos eléctricos. Pero en España transcurrían años de bandolerismo y políticamente muy convulsos por lo que el gobierno temía que la transmisión por cable pudiera sufrir sabotajes. Su uso fue únicamente guberna- mental y los servidores, civiles y militares, sufrieron una vida llena de miseria, fatigas, penalida- des y privaciones, casi abandonados y a la vez estrictamente controlados
El sistema que se adoptó, muy original, fue diseñado por el ingeniero militar español José María Mathe Aragua. Se trataba de transmitir los mensajes mediante códigos cifrados en seis números que remitían a las páginas de un diccionario fraseológico. Los códigos eran cambiados frecuen- temente y también eran desconocidos por los servidores de las distintas torres. El mecanismo, que consistía en una estructura metálica instalada sobre el techo de la torre, era accionado ma- nualmente por manivelas y poleas, La posición de un cilindro indicador central respecto a varias rejillas laterales, indicaba el número transmitido y la confirmación o error del mensaje. Una esfe- ra lateral, igualmente móvil, informaba sobre las incidencias del servicio. Las lecturas se hacían con catalejo. La distancia entre torres oscilaba entre dos y tres leguas ( 8-12 Km.).
Como curiosidad, un mensaje transmitido por este sistema en una hora a trescientos kilómetros de distancia, tardaba en llegar entre tres y cuatro días si se utilizaba el servicio de postas a ca- ballo.
Las torres se construyeron como pequeñas fortificaciones, así la puerta de acceso estaba a cua- tro metros sobre el suelo, en el segundo piso y se accedía desde el exterior por una escalera que se retiraba desde dentro. La planta baja se dedicaba a cocina y almacén y las ventanas es- taban sustituidas por aspilleras para defensa. La sala de transmisión estaba en la tercera planta a la que solo podían acceder los servidores autorizados.
Geología de la zona: Fundamentalmente granito..
Flora: Pino carrasco (Repoblación), Enebros, Sabinas, Encinas, cipreses (probablemente plan- tados) y fresnos en las riberas, retamas, rosales silvestres, tomillo, romero y zarzas entre otros.
LAS FOTOS
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